DOLOR DE ESPALDA Y LA NATACIÓN

DOLOR DE ESPALDA Y LA NATACIÓN


Cuantas veces al acudir a la consulta del médico con dolor de espalda nos ha dicho, usted debe hacer natación para aliviar su dolor de espalda. Esta visión tampoco acertada forma más parte de la medicina de los años 50  que de la actual.

Voy a intentar explicar porque la natación no es la mejor elección si tenemos dolor de espalda.

Las dolencias de espalda están a la orden del día, el 90% de los seres humanos sufren dolor de espalda o de cuello durante su vida. Lumbalgias y cervicalgias son las lesiones más comunes que nos llevan a  las consultas médicas y la primera solución médica es la natación. Solución obsoleta hoy en día gracias a numerosos estudios biomecanicos.  Hace muchos años que está extendida la idea de que nadar nos irá bien para el dolor de espalda e incluso para corregir escoliosis o hiperlordosis.

Esta afirmación está tan arraigada a nuestra sociedad que resulta arriesgado ponerla en duda y de hecho cuando lo explicamos nos miran con cara de incredulidad.

Lo primero es aclarar lo que queremos decir con Natación.

El médico simplemente nos dice que vallamos a la piscina nadar, nada más.  Y cualquier persona entiende nadar como hacer crol, braza o espalda, es decir nadamos como sabemos o más bien como podemos. Desgraciadamente los estilos de natación incluso bien nadados son contraproducentes para la espalda.

El nadar en cualquiera de estos estilos de manera incorrecta puede incluso agravar nuestra dolencia. Solo un dato, el primer problema físico que presentan los nadadores profesionales suele ser el dolor de espalda.

Veamos uno por uno los efectos que el crol, la braza y la espalda producen en nuestra columna vertebral.

En el estilo de crol, hay que mantener la horizontalidad. Cosa difícil si no tengo mucha musculatura  abdominal, deberé hacer un esfuerzo extra en las lumbares para mantener una posición horizontal, y eso sobrecargará la parte baja de mi espalda.

El movimiento de mis piernas para los desplazamientos provoca un desafío importante para la estabilización lumbo-pélvica,  si no tenemos una fuerza significativa en nuestra musculatura estabilizadora  la zona que se resiente de nuevo es la zona lumbar.

No nos olvidemos que el agua ejerce una presión de resistencia, una carga, aunque pesamos menos en el agua, movernos dentro de ella es un gran esfuerzo muscular.

Otro punto importante es la respiración.  Ya nos cuesta respirar correctamente fuera del agua, figúrate dentro del agua. Solo estar dentro del agua nos provoca algo de ansiedad respiratoria en la mayoría de los casos, aunque solo sea por el cambio de temperatura ya alteramos la respiración. Por lo tanto, a la hora de nadar vamos a tender a llevar la cabeza fuera o ligeramente fuera del agua si no tenemos una buena técnica, lo que nos impedirá conseguir una buena alineación cervical.

Para una correcta respiración debemos ladear la cabeza para coger aire cada dos o tres brazadas, de no mantener ese ritmo nuestros músculos sufrirán una gran tensión.  

Y para finalizar el análisis hay que sumar otro factor, el movimiento repetitivo en el hombro por encima de 90º de flexión, lo que a la larga comprime el manguito rotador del hombro. Sumado a la mala posición cervical y a la extensión forzada de la lumbar, nuestra espalda se queda bastante descompensada para ejercer una fuerza de resistencia contra el agua.

Estilo de braza, este estilo nos requiere una posición no horizontal sino medio en diagonal  dentro del agua. Este estilo, ya conlleva de por sí, una presión en la lumbares y cervicales al mantener una posición de hiperextensión.


Estilo de espalda. También nos obliga a mantener la horizontalidad dentro del agua. A sique también las lumbares estarán castigadas, pero además si no nadamos relajados y no sabemos mantener la cabeza en una posición optima nuestras cervicales se contraerán fácilmente  y tendremos riesgo de lesión.

También los hombros al realizar un movimiento repetitivo por encima de la 90º de flexión y con el arranque del agua, que ya de por sí es una carga, se verán afectados.




Entonces… ¿la natación es mala para mi espalda?


Si entendemos la natación como nadar estilos y  tenemos algún problema de espalda, la primera recomendación de un buen profesional es que SI. Ahora bien, el agua sí que nos puede aliviar problemas de espalda. Al estar dentro del agua nuestro cuerpo flota, lo que alivia la presión articular que sufre la espalda, caderas y rodillas por la fuerza de la gravedad. Un movimiento controlado dentro del agua nos puede ayudar a fortalecer y retar a nuestra estabilización. Pero como todo, debemos conocer nuestro cuerpo y saber movernos con él. 



Autor: Estela Franco
Director técnico de Pilates Pilates Wellness Bodystar.
Certified Pilates Instructor PMA (R)-CPT ID 12752.
Especialista en Pilates terapéutico.

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL EXCESO DE PRESIÓN ABDOMINAL Y LA POSTURA

HACIA UN CAMBIO DE PARADIGMA EN EL ENTRENAMIENTO ABDOMINAL MEDIANTE TECNICAS HIPOPRESIVAS

UTILIZACIÓN DEL FITBALL EN EL MÉTODO PILATES